Por: El Universal
A mayor edad aumenta la conciencia infantil
sobre cómo las reflexiones internas pueden modificar las emociones, incluso
ante circunstancias objetivamente negativas.
La actitud
de ambos padres ayuda a que los hijos aprendan a pensar de manera positiva, reveló un estudio publicado en la revista Child Development. "Entre
los 5 y los 12 años, los niños tienen una gran facilidad para adaptarse; es en
ese período cuando el padre y la madre pueden influir transmitiéndoles
optimismo y seguridad frente a las experiencias difíciles", explicó la
psicóloga Christi Bamford, de la Universidad de Jacksonville y una de las
autoras del trabajo. Eso sí, los autores aclaran que existen otros factores
-como el contexto social, cultural, político y económico- que influyen en la
capacidad del niño para ser más optimista.
Modelo de conducta
Bamford, junto a colegas de la
Universidad de California, les presentaron a 90 niños, de cinco a 10 años, seis
historias ilustradas en las que había personajes que respondían de manera
positiva o negativa frente a diferentes experiencias, unas sencillas y otras
más complejas.
Al pedirles que describieran las
emociones de cada personaje, los investigadores observaron que incluso los
niños más pequeños notaban la diferencia.
"Entendían que pensar en
positivo mejora las emociones y la negatividad, en cambio, hace sentir
peor", dijo Bamford. A mayor edad aumenta la conciencia infantil sobre
cómo las reflexiones internas pueden modificar las emociones, incluso ante
circunstancias objetivamente negativas. "La visión positiva del futuro es,
esencialmente, pensar que no obstante lo desastrosa que puede ser una
situación, las personas podemos salir adelante, podemos superarla y no vernos
aplastados emocionalmente", explicó Claudio Ibáñez, psicólogo y director
ejecutivo del Instituto Chileno de Psicología Positiva. Eso es lo que también
se conoce como resiliencia. Ésta, al igual que el optimismo, es una habilidad
que se puede aprender y adquirir. Aunque no es fácil, en eso la figura de los
padres o profesores es clave. "Más que por la palabra o el discurso, se
aprende a través de lo que técnicamente se llama 'modeling'; ser modelos para
sus hijos", precisa Ibáñez.
Un padre deprimido frente a un
problema y que no hace nada por solucionarlo puede ser un mal ejemplo en la
medida en que hace ver a sus hijos las desgracias de la vida y a desconfiar de
todo el mundo, reduciendo su autoestima. En cambio, un padre positivo potencia
lo mejor del niño y le enseña a confiar en sí mismo y en los demás; al tiempo
que le enseña que un hecho negativo es un problema que se puede resolver.
"Una de las cosas que los
adultos deben hacer es mirarse a sí mismos y analizar cómo actúan frente a las
dificultades. Tomar autoconciencia de su actitud; eso ayuda a mirar las cosas
con más optimismo", agrega Ibáñez. El especialista aclara que tener una
visión positiva no significa que no vayan a ocurrir cosas negativas. "Pensar
eso es un optimismo ingenuo que puede ser tanto o más perjudicial que una
visión negativa de las cosas", dijo Ibáñez.
Hacer frente a la frustración
Junto con ser un modelo de actitud
positiva para los niños, los padres también deben enseñar la tolerancia a la
frustración a sus hijos, enfatiza la psicóloga clínica Macarena Norambuena, de
la U. Andrés Bello. "Hoy los papás tienden a complacer a los niños en
todo, en parte por el sentimiento de culpa por no poder compartir mucho tiempo
con ellos. No ponen límites ni dicen no cuando corresponde", dijo. Norambuena
precisa que desde que son pequeños se debe trabajar con ellos este tema,
poniendo reglas y enseñándoles a ser responsables de sus actos, lo que suele
derivar en actitudes positivas. "Si no se les enseña, la vida lo hará, y
puede ser peor, porque no sabrán cómo manejarlo", detalló.
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Es fundamental resaltar que estar
triste, deprimido o con ánimos bajos no significa dar un mal ejemplo, pero si
el hecho de no hacer algo para estar mejor y salir adelante de la adversidad.
El pedir ayuda es una herramienta muy importante que muchas veces no fomentamos
en nuestros niños y que provoca que para la solución de sus problemas estos no
adquieran la capacidad de acercarse a quien los puede auxiliar en su problemática.
Como adultos somos ejemplo para los más jóvenes, no lo olvidemos y actuemos
como tal.
Publicado por: Lic.
Psic. Felipe de Jesús Loranca Aguilar.